Hay hechos incuestionables: en los últimos años un puñado de artistas peruanos ha logrado ocupar un espacio en las ferias de arte y exposiciones más importantes del mundo. Sus obras ya empiezan a formar parte de las colecciones como las del Guggenheim Museum y el Tate Modern.
El mercado local empieza a fortalecerse, y este año el país estrena pabellón propio en la Bienal de Venecia. Sin embargo, el contenido artístico no logra escapar de la centralización, un sistema educativo deficiente, la ausencia de literatura sobre arte contemporáneo local, la falta de institucionalización y de leyes de mecenazgo y, sobre todo, de una inexistente política cultural.
Muchos especialistas, todavía son escépticos ante el proclamado boom del arte peruano. Es que el perú, aún hoy, parece vivir de contradicciones. Y su escenario cultural no es la excepción.
"Todo lo que no se dio de manera paulatina y razonable durante los últimos treinta años en el Perú, ahora parece estar ocurriendo dentro de una olla de presión. Y eso ha generado un sistema muy complejo y amorfo", dice el curador y crítico de arte Jorge Villacorta.
Estas circunstancias se reavivaron durante las últimas semanas, de la mano del borrado de sesenta murales del Centro Histórico de Lima ordenado por el alcalde Luis Castañeda, y el controversial auspicio-ahora desestimado- de esa misma administración a la feria Art Lima. Sin embargo, los problemas del escenario local arrastran deficiencias de fondo desde hace varias décadas. "Partimos con un déficit muy importante, que es la ausencia de una mirada histórica y la falta de conciencia de la riqueza cultural que tenemos para generar un marco de mecanismos que permitan desarrollar la escena", dice Armando Andrade, presidente del Comité de Subasta del Museo de Arte de Lima.
Una de las grandes hipotecas de la escena cultural peruana, según el presidente del MALI, es justamente la falta de políticas vigorosas de parte del Estado peruano para movilizar y diversificar las propuestas locales. "Por eso creo que es exagerado y peligroso hablar de un boom del arte peruano. No podemos hablar de algo semejante, cuando solo tenemos unas pocas salas de exhibición, unos pocos museos y unas pocas buenas galerías centralizadas en Lima. Tenemos muy buenos artistas, sí, pero nos falta trabajar muchísimo", dice Juan Carlos Verme.
EL FACTOR ECONÓMICO
Las cifras que mueve el escenario artístico peruano aún no circulan públicamente, sin embargo, los especialistas aseguran que el desarrollo económico de los últimos años y el aumento de la capacidad adquisitiva de ciertos sectores de la población han dinamizado el mercado local y propiciado la aparición de nuevas galerías, museos-MAC y MATE, son los dos ejemplos más recientes-, la creación de ferias como Art Lima-que en su última edición convocó a dieciséis mil personas-y PArC-que reunión a quince mil-, junto a Lima Photo, la otra feria que se desarrolla desde hace cinco años, y que en agosto pasado reunió a tres mil personas.
A esto habría que sumar, afirmar, un incremento del interés por el coleccionista en ciertos sectores de la población. "En los últimos diez años se ha desarrollado de una forma impresionante. Conozco familias que antes no le daban ningún valor al arte y hoy están coleccionando. Esto está generando una dinámica que es una novedad para el Perú", dice el coleccionista y vicepresidente del Museo de Arte Contemporáneso de Lima, Alfredo Barreda.
Los directivos del MALI explican además que se ha incrementado el interés del público, en especial proveniente de sectores económicamente emergentes.
"Hoy, una de nuestras principales preocupaciones es acercar a estas personas a las artes y educarlos. En este contexto, creo que es de vital importancia que los museos y las galerías estén lo más abiertos posible, en especial a este nuevo público" dice Juan Carlos Verme, presidente del principal museo de la ciudad, que este año reinaugurará su colección permanente. Por su parte, la artista Claudia Coca opina que es importante replantear el acercamiento al arte, desde los espacios de exhibición y desde los centros de educación. "El arte contemporáneo invita a reflexionar y a ser crítico. Por eso es necesario estimular en los niños las facultades de explorar, pensar de forma creativa y reflexiva, desde un conocimiento que no se limite a las artes plásticas, sino que abarque su entorno y el de sus intereses. Si no hacemos eso y los estímulos siempre son de fuera, seguiremos pintando paisajes colonizados", dice.
"Aquí los artistas somos los obreros-piensa el fotógrafo Hans Stoll-. Creo que nuestro trabajo es honesto y comprometido, y el acercamiento debería ser así.
Pero, lamentablemente, a veces se entiende desde una perspectiva decorativa o porque lo compró la vecina y uno no se quiere quedar atrás" . El coleccionista Alfredo Barreda, en cambio, dice que eso no ocurre en la mayoría de casos, "Los coleccionistas serios no compraron pensando en la inversión, sino por disfrute, aunque si es cierto que al final de nuestra vida termina siendo una gran inversión".
Hoy existen sectores que creen que estas circunstancias se dan porque el mercado local aún se encuentra en estado de formación. "Hemos pasado súbitamente de una situación ultraperiférica a la inserción brutal en el sistema artístico internacional-dice el historiador de arte, crítico y curador Gustavo Buntinx-. Por eso, es necesario repensar drásticamente todo, para asimilar aquellos aspectos que nos permitan explicar nuevas áreas de libertad y prosperidad, pero también desestabilizar aquellos aspectos que puedan implicar la posibilidad de nuevas opresiones", opina. Armando Andrade, en cambio, cree que los errores se irán corrigiendo con el tiempo. "Estamos en un proceso de aprendizaje y las crisis son normales. De lo que no hay dudas es de que nunca como ahora hubo más actividad, talento y gente involucrada en el arte". La artista peruana radicada en España, Sandra Gamarra, sin embargo, se muestra más cautelosa: "Cuando me dicen que el Perú está creciendo, me pregunto si no estará engordando. No sé si lo que tenemos es un gran diabético que todavía no se enteró, o no hemos evolucionado durante tanto tiempo que ya no sabemos reconocer el crecimiento y nos asustamos", dice durante su paso por Lima.
¿UNA MIRADA HACIA ADELANTE?
El crecimiento de la escena local y la proyección internacional de algunos artistas peruanos no tienen, sin embargo, al factor económico como una explicación. "No es que haya aparecido de repente una generación de artistas talentosos. Siempre hubo movimiento, solo que ahora se les ha dado más visibilidad", afirma Sandra Gamarra.
Esto, según el crítico Jorge Villacorta, es consecuencia de un trabajo de difusión de varias décadas, impulsado por salas de exhibición como Luis Miró Quesada Garland, el Museo de Arte de Lima, el Centro Cultural de España; el incentivo de una serie de importantes certámenes-de los cuales hoy solo sobreviven Pasaporte Para un Artista y el Concurso del Banco Central-; y finalmente, el impacto que generó la Bienal de Arte de Lima, una iniciativa que eliminó Castañeda Lossio durante su primera gestión en la Municipalidad Metropolitan de Lima. "Todos esos factores podrían parecer aislados, pero veníamos de un periodo de aislamiento marcado por la guerra interna, y de pronto se abrieron las compuertas para que viniesen artistas de afuera que estaban en otras búsquedas, y para que algunos peruanos salieran a formarse en el exterior. Y eso no ha sido suplido por las ferias, que tienen sobre todo un carácter social", explica Villacorta.
La artista Silvana Pestana, en cambio, cree que las ferias de arte han marcado un punto de inflexión para la producción local: "Desde hace tres años, cuando se comenzó a trabajar en Art Lima y en PArC, hay mucho más interés local y se generó un intercambio, porque vienen artistas y galeristas de afuera, y muchos de nosotros empezamos a salir", afirma. Juan Carlos Verme también destaca las características disímiles de ambas ferias. "Sería interesante-dice-que los programas de las dos se complementen para lograr más cosas".
TIEMPO DE CAMBIOS
El coleccionista y miembro del comité de Adquisiciones de Arte Contemporáneo del MALI, Alberto Rebaza, cree que la escena artística peruana experimenta una explosión de sofisticación que también ha permitido el redescubrimiento de artistas que durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta habían pasado desapercibidos.
Sin embargo, dice, eso no ha sido suficiente. "Necesitamos más museos, y a nivel nacional. Lo que tenemos en Lima es pobre, pero si miramos hacia el interior es casi cercano a nada. Y esa es una de nuestras grandes tareas pendientes", asegura.
Las galeristas Lucía de la Puentey Livia Benavides coinciden en que la baja institucionalidad es uno de los grandes problemas que enfrentan las áreas culturales del país. Entre los temas pendientes, afirman, también deberían figurar la creación de una ley de mecenazgo con beneficios tributarios y la presencia de becas.
"Lo que me parece interesante es que nos ha tocado construir y ser actores reales en la difusión de la cultura", dice De La Puente.
El artista Ishmael Randall Weeks-considerado como uno de los cinco principales de Latinoamérica por el curador del Guggenheim Museum de Nueva York-opina que toda la responsabilidad tampoco puede recaer en los galeristas y coleccionistas. "Hay que mejorar la educación, porque de lo contrario estamos creando un castillo de arena. Por otro lado, también sería interesante crear una residencia con una dinámica realmente innovadora, que pueda reunir mentes de las distintas regiones del Perú y del extranjero para desarrollar una escena menos centralizada, menos más racista y mucho más dinámica", dice.
En el ámbito del street art, una escena mucho más joven en Lima, la situación es más compleja todavía. "Nuestro trabajo a menudo es el primer acercamiento que tienen muchas personas al arte. Y cada vez son más los artistas que salen de diferentes escuelas a trabajar en la calle", dice Edwin Higuchi, el artista conocido popularmente como "Pésimo". Esto en cambio no siempre se refleja en los circuitos más tradicionales. "El medio artístico contemporáneo peruano casi no nos incluye, y si lo hace, es muy raro. Pero creo que en algún momento se va a dar ese acercamiento", confía el grafitero Joan Jiménez, conocido como "Entes", que completa la dupla creativa que representó al Perú en la reciente III Bienal de Graffiti Fine Art de Sao Paulo.
"En este contexto necesitamos que se incorpore el último agente del sistema peruano que es el Estado. Y puede hacerlo incluso con un tema de legislación, que no le costaría nada de dinero-asegura Armando Andrade-.Creo que ese es uno de los temas que hay que discutir de manera urgente", explica. El coleccionista Alberto Rebaza, en cambio, no confía en una solución a corto plazo proveniente de la administración estatal o municipal.
ausencia total en temas tan sensibles como la educación y la salud pública. Si seguimos esperando al estado, vamos a tener que resignarnos a que no haya nada-dice-. Por eso creo que es de vital importancia aglutinar esfuerzos privados para dinamitar más nuestro escenario y expandirlo a todo el Perú".
El debate, en todo caso, no debe paralizar a un escenario en formación. Eso, asegura Buntix, sería suicida. En la libido del arte siempre ha habido una pugna entre Eros-el dios griego del amor y la fertilidad- y Tánatos-el dios de la muerte-. La escena artística peruana no es ajena a eso. Lo que tenemos que hacer es apostar por la pulsión de Eros", afirma el crítico, que, como muchos otros peruanos, confía en que el arte local sabrá encontrar el camino correcto para seguir creciendo.
Hay hechos incuestionables: en los últimos años un puñado de artistas peruanos ha logrado ocupar un espacio en las ferias de arte y exposiciones más importantes del mundo. Sus obras ya empiezan a formar parte de las colecciones como las del Guggenheim Museum y el Tate Modern.
El mercado local empieza a fortalecerse, y este año el país estrena pabellón propio en la Bienal de Venecia. Sin embargo, el contenido artístico no logra escapar de la centralización, un sistema educativo deficiente, la ausencia de literatura sobre arte contemporáneo local, la falta de institucionalización y de leyes de mecenazgo y, sobre todo, de una inexistente política cultural.
Muchos especialistas, todavía son escépticos ante el proclamado boom del arte peruano. Es que el perú, aún hoy, parece vivir de contradicciones. Y su escenario cultural no es la excepción.
"Todo lo que no se dio de manera paulatina y razonable durante los últimos treinta años en el Perú, ahora parece estar ocurriendo dentro de una olla de presión. Y eso ha generado un sistema muy complejo y amorfo", dice el curador y crítico de arte Jorge Villacorta.
Estas circunstancias se reavivaron durante las últimas semanas, de la mano del borrado de sesenta murales del Centro Histórico de Lima ordenado por el alcalde Luis Castañeda, y el controversial auspicio-ahora desestimado- de esa misma administración a la feria Art Lima. Sin embargo, los problemas del escenario local arrastran deficiencias de fondo desde hace varias décadas. "Partimos con un déficit muy importante, que es la ausencia de una mirada histórica y la falta de conciencia de la riqueza cultural que tenemos para generar un marco de mecanismos que permitan desarrollar la escena", dice Armando Andrade, presidente del Comité de Subasta del Museo de Arte de Lima.
Una de las grandes hipotecas de la escena cultural peruana, según el presidente del MALI, es justamente la falta de políticas vigorosas de parte del Estado peruano para movilizar y diversificar las propuestas locales. "Por eso creo que es exagerado y peligroso hablar de un boom del arte peruano. No podemos hablar de algo semejante, cuando solo tenemos unas pocas salas de exhibición, unos pocos museos y unas pocas buenas galerías centralizadas en Lima. Tenemos muy buenos artistas, sí, pero nos falta trabajar muchísimo", dice Juan Carlos Verme.
EL FACTOR ECONÓMICO
Las cifras que mueve el escenario artístico peruano aún no circulan públicamente, sin embargo, los especialistas aseguran que el desarrollo económico de los últimos años y el aumento de la capacidad adquisitiva de ciertos sectores de la población han dinamizado el mercado local y propiciado la aparición de nuevas galerías, museos-MAC y MATE, son los dos ejemplos más recientes-, la creación de ferias como Art Lima-que en su última edición convocó a dieciséis mil personas-y PArC-que reunión a quince mil-, junto a Lima Photo, la otra feria que se desarrolla desde hace cinco años, y que en agosto pasado reunió a tres mil personas.
A esto habría que sumar, afirmar, un incremento del interés por el coleccionista en ciertos sectores de la población. "En los últimos diez años se ha desarrollado de una forma impresionante. Conozco familias que antes no le daban ningún valor al arte y hoy están coleccionando. Esto está generando una dinámica que es una novedad para el Perú", dice el coleccionista y vicepresidente del Museo de Arte Contemporáneso de Lima, Alfredo Barreda.
Los directivos del MALI explican además que se ha incrementado el interés del público, en especial proveniente de sectores económicamente emergentes.
"Hoy, una de nuestras principales preocupaciones es acercar a estas personas a las artes y educarlos. En este contexto, creo que es de vital importancia que los museos y las galerías estén lo más abiertos posible, en especial a este nuevo público" dice Juan Carlos Verme, presidente del principal museo de la ciudad, que este año reinaugurará su colección permanente. Por su parte, la artista Claudia Coca opina que es importante replantear el acercamiento al arte, desde los espacios de exhibición y desde los centros de educación. "El arte contemporáneo invita a reflexionar y a ser crítico. Por eso es necesario estimular en los niños las facultades de explorar, pensar de forma creativa y reflexiva, desde un conocimiento que no se limite a las artes plásticas, sino que abarque su entorno y el de sus intereses. Si no hacemos eso y los estímulos siempre son de fuera, seguiremos pintando paisajes colonizados", dice.
"Aquí los artistas somos los obreros-piensa el fotógrafo Hans Stoll-. Creo que nuestro trabajo es honesto y comprometido, y el acercamiento debería ser así.
Pero, lamentablemente, a veces se entiende desde una perspectiva decorativa o porque lo compró la vecina y uno no se quiere quedar atrás" . El coleccionista Alfredo Barreda, en cambio, dice que eso no ocurre en la mayoría de casos, "Los coleccionistas serios no compraron pensando en la inversión, sino por disfrute, aunque si es cierto que al final de nuestra vida termina siendo una gran inversión".
Hoy existen sectores que creen que estas circunstancias se dan porque el mercado local aún se encuentra en estado de formación. "Hemos pasado súbitamente de una situación ultraperiférica a la inserción brutal en el sistema artístico internacional-dice el historiador de arte, crítico y curador Gustavo Buntinx-. Por eso, es necesario repensar drásticamente todo, para asimilar aquellos aspectos que nos permitan explicar nuevas áreas de libertad y prosperidad, pero también desestabilizar aquellos aspectos que puedan implicar la posibilidad de nuevas opresiones", opina. Armando Andrade, en cambio, cree que los errores se irán corrigiendo con el tiempo. "Estamos en un proceso de aprendizaje y las crisis son normales. De lo que no hay dudas es de que nunca como ahora hubo más actividad, talento y gente involucrada en el arte". La artista peruana radicada en España, Sandra Gamarra, sin embargo, se muestra más cautelosa: "Cuando me dicen que el Perú está creciendo, me pregunto si no estará engordando. No sé si lo que tenemos es un gran diabético que todavía no se enteró, o no hemos evolucionado durante tanto tiempo que ya no sabemos reconocer el crecimiento y nos asustamos", dice durante su paso por Lima.
¿UNA MIRADA HACIA ADELANTE?
El crecimiento de la escena local y la proyección internacional de algunos artistas peruanos no tienen, sin embargo, al factor económico como una explicación. "No es que haya aparecido de repente una generación de artistas talentosos. Siempre hubo movimiento, solo que ahora se les ha dado más visibilidad", afirma Sandra Gamarra.
Esto, según el crítico Jorge Villacorta, es consecuencia de un trabajo de difusión de varias décadas, impulsado por salas de exhibición como Luis Miró Quesada Garland, el Museo de Arte de Lima, el Centro Cultural de España; el incentivo de una serie de importantes certámenes-de los cuales hoy solo sobreviven Pasaporte Para un Artista y el Concurso del Banco Central-; y finalmente, el impacto que generó la Bienal de Arte de Lima, una iniciativa que eliminó Castañeda Lossio durante su primera gestión en la Municipalidad Metropolitan de Lima. "Todos esos factores podrían parecer aislados, pero veníamos de un periodo de aislamiento marcado por la guerra interna, y de pronto se abrieron las compuertas para que viniesen artistas de afuera que estaban en otras búsquedas, y para que algunos peruanos salieran a formarse en el exterior. Y eso no ha sido suplido por las ferias, que tienen sobre todo un carácter social", explica Villacorta.
La artista Silvana Pestana, en cambio, cree que las ferias de arte han marcado un punto de inflexión para la producción local: "Desde hace tres años, cuando se comenzó a trabajar en Art Lima y en PArC, hay mucho más interés local y se generó un intercambio, porque vienen artistas y galeristas de afuera, y muchos de nosotros empezamos a salir", afirma. Juan Carlos Verme también destaca las características disímiles de ambas ferias. "Sería interesante-dice-que los programas de las dos se complementen para lograr más cosas".
TIEMPO DE CAMBIOS
El coleccionista y miembro del comité de Adquisiciones de Arte Contemporáneo del MALI, Alberto Rebaza, cree que la escena artística peruana experimenta una explosión de sofisticación que también ha permitido el redescubrimiento de artistas que durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta habían pasado desapercibidos.
Sin embargo, dice, eso no ha sido suficiente. "Necesitamos más museos, y a nivel nacional. Lo que tenemos en Lima es pobre, pero si miramos hacia el interior es casi cercano a nada. Y esa es una de nuestras grandes tareas pendientes", asegura.
Las galeristas Lucía de la Puentey Livia Benavides coinciden en que la baja institucionalidad es uno de los grandes problemas que enfrentan las áreas culturales del país. Entre los temas pendientes, afirman, también deberían figurar la creación de una ley de mecenazgo con beneficios tributarios y la presencia de becas.
"Lo que me parece interesante es que nos ha tocado construir y ser actores reales en la difusión de la cultura", dice De La Puente.
El artista Ishmael Randall Weeks-considerado como uno de los cinco principales de Latinoamérica por el curador del Guggenheim Museum de Nueva York-opina que toda la responsabilidad tampoco puede recaer en los galeristas y coleccionistas. "Hay que mejorar la educación, porque de lo contrario estamos creando un castillo de arena. Por otro lado, también sería interesante crear una residencia con una dinámica realmente innovadora, que pueda reunir mentes de las distintas regiones del Perú y del extranjero para desarrollar una escena menos centralizada, menos más racista y mucho más dinámica", dice.
En el ámbito del street art, una escena mucho más joven en Lima, la situación es más compleja todavía. "Nuestro trabajo a menudo es el primer acercamiento que tienen muchas personas al arte. Y cada vez son más los artistas que salen de diferentes escuelas a trabajar en la calle", dice Edwin Higuchi, el artista conocido popularmente como "Pésimo". Esto en cambio no siempre se refleja en los circuitos más tradicionales. "El medio artístico contemporáneo peruano casi no nos incluye, y si lo hace, es muy raro. Pero creo que en algún momento se va a dar ese acercamiento", confía el grafitero Joan Jiménez, conocido como "Entes", que completa la dupla creativa que representó al Perú en la reciente III Bienal de Graffiti Fine Art de Sao Paulo.
"En este contexto necesitamos que se incorpore el último agente del sistema peruano que es el Estado. Y puede hacerlo incluso con un tema de legislación, que no le costaría nada de dinero-asegura Armando Andrade-.Creo que ese es uno de los temas que hay que discutir de manera urgente", explica. El coleccionista Alberto Rebaza, en cambio, no confía en una solución a corto plazo proveniente de la administración estatal o municipal.
ausencia total en temas tan sensibles como la educación y la salud pública. Si seguimos esperando al estado, vamos a tener que resignarnos a que no haya nada-dice-. Por eso creo que es de vital importancia aglutinar esfuerzos privados para dinamitar más nuestro escenario y expandirlo a todo el Perú".
El debate, en todo caso, no debe paralizar a un escenario en formación. Eso, asegura Buntix, sería suicida. En la libido del arte siempre ha habido una pugna entre Eros-el dios griego del amor y la fertilidad- y Tánatos-el dios de la muerte-. La escena artística peruana no es ajena a eso. Lo que tenemos que hacer es apostar por la pulsión de Eros", afirma el crítico, que, como muchos otros peruanos, confía en que el arte local sabrá encontrar el camino correcto para seguir creciendo.