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Por Bárbara Bettocchi.

“A forgoten corner of a forgoten place in Lima. The idea was to full this space, an empty space, with color, and light and art”.

Joel Yoss, co-director de Proyecto AMIL 

Proyecto AMIL, cuyo nombre alude al reverso de la palabra “Lima”, es una plataforma móvil de arte contemporáneo, ubicada casualmente en el sótano del famoso Centro Comercial Camino Real. Juan Carlos Verme y Joel Yoss, coleccionistas de arte y galeristas, lo han intervenido para instalar ahí, en esas tiendas que hasta hace poco estuvieron abandonadas y sumergidas en el moho y la oscuridad, a las que se accede bajando por unas angostas escaleras eléctricas en desuso, un conjunto de espacios de exhibición y residencias de artistas invitados. Asimismo, se trata de un espacio que alberga una propuesta muy interesante para la escena artística local.

Si bien es cierto que la sede de Proyecto AMIL es temporal, puesto que depende del destino que se produzca la remodelación y relanzamiento de Camino Real, es muy significativo e interesante que se haya ubicado justamente ahí, en lo que fue uno de los íconos comerciales de los años 80 y que más tarde sufrió los avatares de la decadencia económica, producto de la violencia social, para permanecer luego por años medio abandonado y pasado de moda, en el medio del corazón de una de las zonas más caras de la ciudad. Ahora, el subsuelo de este edificio ha vuelto a la vida, pero con una iniciativa que ha encontrado una manera distinta de habitarlo. No solo se exhibe arte, sino que es un espacio en el que se generan diferentes tipos de intercambio a través del programa de residencias y de la organización de eventos tanto públicos como conversatorios, actividades performativas, proyecciones de video, etc.

“Queremos que Proyecto AMIL sea un espacio donde el conocimiento acerca del arte contemporáneo pueda ser creado y compartido y de esa manera ampliar la comunidad artística (…). Además de las exhibiciones, que tienen estándares internacionales, pretendemos crear una audiencia que pueda acercarse, entender y discutir el trabajo que se está realizando”, nos comenta Florencia Portocarrero, curadora y encargada del Programa Público. 

El programa de residencias se inauguró en febrero de este año con la visita del artista plástico Martin Gustavsson, quien estuvo viviendo y trabajando en Lima durante tres meses, disponiendo de la galería principal de AMIL para hacer lo que quisiera: trabajar en ella a puerta cerrada, invitar a otros artistas, realizar actividades con el público, etc. La idea de este programa es que las residencias tengan distintos formatos, de acuerdo a las necesidades y deseos de los artistas. Gustavsson, por ejemplo, convirtió el espacio en un estudio abierto en el que uno podía acercarse a cualquier hora del día e interactuar con él, hacerle preguntas, intercambiar información y en general, acceder al proceso de creación artística. Trabajó con un grupo de pinturas llamado “La ira de dios”, que fue una especie de marco de referencia a partir del cual decidió colaborar con diferentes artistas locales para analizar la situación del colonialismo y la religión católica en el Perú.

La sala principal de AMIL también sirve de escenario para exhibiciones de gran formato. Durante este mes hasta el 1 de octubre, se encuentra la muestra de Elena Tejada-Herrera, Videos de esta mujer1, que recoge sus performances realizadas entre los años 1997 y 2010 en el Perú y Estados Unidos, en las que la artista utiliza su propio cuerpo para intervenir el espacio público y como lugar de contestación política, llamando la atención sobre categorías relacionadas con nuestra identidad: género, raza, clase social.

A partir del 24 de octubre y en colaboración con el Museo de Arte de Lima – MALI, el artista estadounidense Richard Tuttle, presentará al Cielo de Noche de Lima (to The Night Sky of Lima), exposición que tendrá dos partes (una en Camino Real y la otra en el MALI). Y anteriormente, se han presentado las obras de Sergio Zevallos, Armando Andrade Tudela e Iván Argote. Cada una de estas exposiciones viene acompañada de una publicación y de un programa público, que consiste en la realización de una serie de actividades, con el objetivo de ahondar en las problemáticas que abordan los trabajos exhibidos. Al igual que con las residencias, la configuración y contenido de las publicaciones y los eventos están determinados por la naturaleza específica de los proyectos artísticos. “No seguimos un manual. Debemos remitirnos siempre primero a la obra de arte y al artista”, dice Joel Yoss, co-director de Proyecto AMIL.

Para Joel Yoss “una de las responsabilidades más grandes como galerista es saber cómo enmarcar el trabajo artístico, cómo ponerlo en contexto, cómo exhibirlo, porque eso afecta la experiencia que se pueda tener del arte”. A través de sus múltiples facetas, Proyecto AMIL no solo actúa como puente entre la escena artística local e internacional, sino que nos permite involucrarnos, comprometernos y disfrutar íntimamente de los contenidos artísticos. Incluso el mismo escenario, un rincón olvidado de un lugar abandonado de Lima, muestra su parte opuesta: una llena de luz, color y arte.

1Nombre que hace referencia a su canal de YouTube, videosdestamujer.

 

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Por Bárbara Bettocchi.

“A forgoten corner of a forgoten place in Lima. The idea was to full this space, an empty space, with color, and light and art”.

Joel Yoss, co-director de Proyecto AMIL 

Proyecto AMIL, cuyo nombre alude al reverso de la palabra “Lima”, es una plataforma móvil de arte contemporáneo, ubicada casualmente en el sótano del famoso Centro Comercial Camino Real. Juan Carlos Verme y Joel Yoss, coleccionistas de arte y galeristas, lo han intervenido para instalar ahí, en esas tiendas que hasta hace poco estuvieron abandonadas y sumergidas en el moho y la oscuridad, a las que se accede bajando por unas angostas escaleras eléctricas en desuso, un conjunto de espacios de exhibición y residencias de artistas invitados. Asimismo, se trata de un espacio que alberga una propuesta muy interesante para la escena artística local.

Si bien es cierto que la sede de Proyecto AMIL es temporal, puesto que depende del destino que se produzca la remodelación y relanzamiento de Camino Real, es muy significativo e interesante que se haya ubicado justamente ahí, en lo que fue uno de los íconos comerciales de los años 80 y que más tarde sufrió los avatares de la decadencia económica, producto de la violencia social, para permanecer luego por años medio abandonado y pasado de moda, en el medio del corazón de una de las zonas más caras de la ciudad. Ahora, el subsuelo de este edificio ha vuelto a la vida, pero con una iniciativa que ha encontrado una manera distinta de habitarlo. No solo se exhibe arte, sino que es un espacio en el que se generan diferentes tipos de intercambio a través del programa de residencias y de la organización de eventos tanto públicos como conversatorios, actividades performativas, proyecciones de video, etc.

“Queremos que Proyecto AMIL sea un espacio donde el conocimiento acerca del arte contemporáneo pueda ser creado y compartido y de esa manera ampliar la comunidad artística (…). Además de las exhibiciones, que tienen estándares internacionales, pretendemos crear una audiencia que pueda acercarse, entender y discutir el trabajo que se está realizando”, nos comenta Florencia Portocarrero, curadora y encargada del Programa Público. 

El programa de residencias se inauguró en febrero de este año con la visita del artista plástico Martin Gustavsson, quien estuvo viviendo y trabajando en Lima durante tres meses, disponiendo de la galería principal de AMIL para hacer lo que quisiera: trabajar en ella a puerta cerrada, invitar a otros artistas, realizar actividades con el público, etc. La idea de este programa es que las residencias tengan distintos formatos, de acuerdo a las necesidades y deseos de los artistas. Gustavsson, por ejemplo, convirtió el espacio en un estudio abierto en el que uno podía acercarse a cualquier hora del día e interactuar con él, hacerle preguntas, intercambiar información y en general, acceder al proceso de creación artística. Trabajó con un grupo de pinturas llamado “La ira de dios”, que fue una especie de marco de referencia a partir del cual decidió colaborar con diferentes artistas locales para analizar la situación del colonialismo y la religión católica en el Perú.

La sala principal de AMIL también sirve de escenario para exhibiciones de gran formato. Durante este mes hasta el 1 de octubre, se encuentra la muestra de Elena Tejada-Herrera, Videos de esta mujer1, que recoge sus performances realizadas entre los años 1997 y 2010 en el Perú y Estados Unidos, en las que la artista utiliza su propio cuerpo para intervenir el espacio público y como lugar de contestación política, llamando la atención sobre categorías relacionadas con nuestra identidad: género, raza, clase social.

A partir del 24 de octubre y en colaboración con el Museo de Arte de Lima – MALI, el artista estadounidense Richard Tuttle, presentará al Cielo de Noche de Lima (to The Night Sky of Lima), exposición que tendrá dos partes (una en Camino Real y la otra en el MALI). Y anteriormente, se han presentado las obras de Sergio Zevallos, Armando Andrade Tudela e Iván Argote. Cada una de estas exposiciones viene acompañada de una publicación y de un programa público, que consiste en la realización de una serie de actividades, con el objetivo de ahondar en las problemáticas que abordan los trabajos exhibidos. Al igual que con las residencias, la configuración y contenido de las publicaciones y los eventos están determinados por la naturaleza específica de los proyectos artísticos. “No seguimos un manual. Debemos remitirnos siempre primero a la obra de arte y al artista”, dice Joel Yoss, co-director de Proyecto AMIL.

Para Joel Yoss “una de las responsabilidades más grandes como galerista es saber cómo enmarcar el trabajo artístico, cómo ponerlo en contexto, cómo exhibirlo, porque eso afecta la experiencia que se pueda tener del arte”. A través de sus múltiples facetas, Proyecto AMIL no solo actúa como puente entre la escena artística local e internacional, sino que nos permite involucrarnos, comprometernos y disfrutar íntimamente de los contenidos artísticos. Incluso el mismo escenario, un rincón olvidado de un lugar abandonado de Lima, muestra su parte opuesta: una llena de luz, color y arte.

1Nombre que hace referencia a su canal de YouTube, videosdestamujer.

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Atlántico
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